Aunque los vehículos de hoy en día están muy equipados y preparados para aguantar muy altas y bajas temperaturas, el Comisariado Europeo del Automóvil ha hecho público un dato interesante: la mayoría de las averías en España se producen en invierno.
Si quieres evitar formar parte de estas estadísticas, haz caso al libro de mantenimiento del fabricante de tu vehículo, y asegúrate que tienes todas las revisiones al día. También convendría que revisaras el estado de la batería de tu coche, y que la cambiaras si fuese necesario.
Para evitar que ésta te deje tirado, procura no dejarte las luces encendidas y que tu vehículo pase la noche resguardado del frío y la humedad.
Otro tema a tener en cuenta es el aceite y el líquido anticongelante. Deberás usar el aceite que indica el fabricante de tu vehículo si no quieres que éste se congele y perjudique el funcionamiento de tu coche. No te olvides de cambiar el líquido anticongelante cada tres años o 60.000 kilómetros, para asegurarte de que éste está en buen estado.
El frío también daña las juntas de goma y la carrocería del vehículo, pero desgraciadamente no hay más solución que resguardar el coche del frío durante la noche.
Durante el invierno, las bombillas de tu vehículo pueden fundirse con más facilidad, y los faros ensuciarse más por el barro. Revísalas periódicamente para evitar sanciones.
Y si te cuesta arrancar el coche en esta fría época del año, hay varias opciones que debes contemplar: un fallo de alimentación o del encendido, o por otra parte, un problema de electrónica (algún sensor o conexión se ha estropeado). Sea como sea, tendrás que llevar tu coche al taller para que encuentren el origen del problema y lo reparen.