Poco a poco, el coche eléctrico va quemando etapas, pero la velocidad a la que lo hace crece a un ritmo exponencial. Hace una década apenas si existían 2 ó 3 modelos, con una autonomía que no iba mucho más allá de los 125 kilómetros y a precio de compacto de lujo; hace 5 años todos los fabricantes tenían algún modelo en su portafolios de proyectos y, hoy en día, rara es la marca que no ofrece, como mínimo, un modelo de estas características, a un precio razonable y con capacidad para rodar más de 300 kilómetros por carga… y es que las ciencias avanzan que es una barbaridad. El eje Europa‐Japón parece llevar la voz cantante en este apasionante cambio que se está desarrollando ‐quizás no lo advirtamos, pero estamos viviendo historia de la automoción en estado puro‐, con otro actor en escena que cada vez está robando más planos a los actores principales. Se trata de China, un país que, por su tamaño, constituye un mercado en sí mismo. Si la ecología y el cuidado del ecosistema fue la palanca impulsora de este movimiento de remotorización a nivel planetario, parece lógico que el país de la gran muralla tenga mucho que decir, con sus megaciudades mega contaminadas por el inimaginable tráfico que pueden llegar a acoger, pero también por el prestigio tecnológico que supone desarrollar y fabricar a gran escala este tipo de silenciosos vehículos.
También la marca china DFSK va avanzando etapas en su proceso de asentamiento en nuestro mercado. En este mismo blog pude probar el Fengon F5, un SUV cupé de gran tamaño y refinada dinámica y ahora se presenta el Seres 3, un eléctrico con 329 kilómetros de autonomía homologados. En esta ocasión, también se decanta por el estilo SUV ‐es la indiscutible carrocería de éxito actual‐, pero con un tamaño más contenido, 4,40 metros, la medida que parece haberse convertido en el estándar compacto del sector. Mide 1,65 de alto por 1,85 de ancho, pero al acercarse parece que supere estas medidas por la rotundidad de las líneas con las que está diseñado. El frontal es claramente agresivo y de perfil puede apreciarse lo puntiagudo y prominente del morro al estilo de un tiburón. La calandra, sellada, incorpora una línea azul para pregonar su condición de eléctrico y de allí salta a los bajos laterales y traseros, siempre en este tono, independientemente del color de la carrocería. Llama la atención el diseño interior de los faros, a base de líneas onduladas, para dar continuidad a los pliegues laterales de la carrocería. Si el frontal es más convencional, es en esta segunda vista donde el Seres3 muestra más originalidad para generar su propia personalidad, con dos líneas de fuerza que confluyen bajo el oscurecido pilar C que se confunde con los cristales traseros tintados. En este punto, la base de las ventanillas ‐con un perfil cromado‐ asciende, para luego descender a la vez que el techo para acrecentar la sensación de dinamismo. Finalmente, la zaga incorpora unos alargados grupos ópticos pintados en un único color que acrecientan la sensación de estabilidad con su forma horizontal y una pequeña e inclinada luneta trasera con un prominente alerón sobre la misma.
Si pasamos al interior, llama la atención por lo bien acabado que está y por la gran abundancia de plásticos blandos y mullidos que presenta, sobretodo alrededor del cuerpo de los viajeros: sólo en las zonas más alejadas de los ocupantes o en las de menos usos detectaremos superficies rugosas. También encontraremos multitud de inserciones metálicas ‐en volante, aireadores, climatizador, consola del selector de velocidades…‐, que contribuyen a darle un aire tecno y sofisticado. El diseño es sobrio y elegante, con el puntito rompedor de las salidas de aire circulares tipo toberas de aviación, y con todos los mandos al alcance de la mano en su ubicación más lógica. Muy original resulta la palanca bajo la de los intermitentes para controlar el control de crucero, aunque hace que alguna vez acabemos indicando erróneamente que queremos hacer un cambio de carril cuando realmente pensamos en subir o bajar la velocidad; aunque, para poco usual, tenemos una cámara detrás del retrovisor interior que va grabando y guardando en una microtarjeta extraíble todo lo que sucede delante del coche, un accesorio muy útil en países como Rusia, donde los percances están a la orden del día y la cámara es más indispensable para salvaguardar tu integridad física que el airbarg.
Personalmente, me ha gustado mucho el funcionamiento de la pantalla central de control, que funciona a base de grandes iconos que se desplazan con el dedo de forma horizontal facilitando en gran parte su uso y compresión, así como la idea de duplicar los comandos más usuales en unos botones físicos engarzados en la moldura que recorre el salpicadero horizontalmente, situando los más usuales junto al conductor (como menú principal y return). Pasa igual con el acceso directo a la climatización pues, aunque puede regularse desde la pantalla táctil, en marcha es mucho más seguro y rápido hacerlo desde su propio módulo. Al igual que sucedía en el F5, las alfombrillas muestran un grosor de lujo y el espacio para los ocupantes traseros y el cuidado en los acabados en estas plazas es ciertamente remarcable, destacando a lo alto y a lo largo ‐a lo ancho, como siempre, mejor dos muy cómodos que tres algo más apretados, gracias‐. La elevada línea de cintura puede restar algo de visibilidad lateral a los más pequeños, pero la altura disponible es tanta que ni el techo solar practicable panorámico resta comodidad para los más altos. En este único acabado disponible, Advanced, es de serie, y es de esos gadgets que, cuando lo pruebas, piensas que por qué no lo montarán todos los coches, pues dota a cualquier interior de una luminosidad sin parangón, por no hablar del gustazo que da circular a velocidades contenidas con tu cabeza bajo el cielo, bien acomodado en los acogedores asientos deportivos tapizados en piel.
A estas alturas de la película, no se acepta otra cosa que un cock‐pit digital y el Seres3 cumple con nota en este aspecto. Desde los botones del volante podemos seleccionar la información que más nos interese tener en todo momento a la vista en base a tres modelos predefinidos, denominados Classic, Passion y Technology. Como su propio nombre indica, el primero se basa en las dos esferas de toda la vida, sustituyendo el cuenta‐revoluciones ‐no tiene marchas que controlar, así que no lo necesita‐ por información de cuándo gastamos energía y cuándo la generamos en base a soltar el acelerador. El segunda muta a color rojo y a una única esfera central que aglutina toda la información y el tercero es el más original, pues vacía la pantalla y muestra los valores de velocidad y carga/descarga directamente a base a grandes números flotantes sobre el fondo. Los tres son igualmente prácticos y claros, es una cuestión de gustos o de ánimos, pero lo más espectacular son las animaciones con las que se transforma de uno a otro: os recomiendo no perderos el video. Casualmente, también tenemos tres tipos de modos de conducción, Normal, Sport y Eco que influyen sobre la respuesta del motor, el tacto del acelerador y el nivel de retención/recarga al frenar. En Eco notaremos sobre todo cómo le cuesta arrancar al coche y que debemos pisar el pedal hasta la mitad para empezar a movernos, por lo que su uso en ciudad no me parece del todo adecuado; además, le quita una de las gracias a este tipo de motores, la fulgurante respuesta que sí encontramos en Normal y Sport, cuando disfrutaremos de verdad de los 160 caballos que es capaz de generar. Respecto a la retención, es imperceptible en los 3 modos, sólo lo advertiremos al fijarnos en los valores reflejados en la pantalla frente a nosotros. Para cambiar de configuración, tenemos un práctico botón junto al selector de marchas ‐redondo y metálico, emerge como el periscopio de un submarino al poner el motor en marcha‐ y lo más curioso es que puede combinarse sin problemas con el tipo de presentación, por lo que puede conjugarse, por ejemplo, conducción Eco con visualización Passion. También aquí está perfectamente situado el botón de Autohold, un sistema muy interesante para cualquier coche automático, pues, al activarlo, nos permite poder soltar el freno una vez estemos parados ‐por ejemplo, en un semáforo‐ para evitar que el vehículo siga avanzando con suavidad. Como curiosidad, hay que comentar que este empuje constante hace que, en maniobras en las que toque hilar fino como la del aparcamiento, tengamos que controlar el coche sólo a base de modular el pedal de freno, sin tocar el acelerador.
El Seres3 tiene una altura libre de 18 cm, un dato respetable y que le permite circular con bastante paz de espíritu por caminos de tierra y asfaltos en malas condiciones; buen detalle, incorpora un práctico control de descensos para conducción off‐road, que siempre aporta un plus de seguridad en estas situaciones al facilitar enormemente nuestro trabajo. Combinado con sus llantas de 18 pulgadas, esto hace que al entrar o salir del vehículo seas consciente de lo que esa talla supone, pues la plataforma se advierte más elevada de lo habitual. En contrapartida, al volante se disfruta plenamente de esa postura dominante que tanto se agradece, pues te permite otear la carretera o los perfiles del morro en maniobras con claridad. Evidentemente, cuenta con sensores en las cuatro esquinas que facilitan moverse en sitios estrechos y cámaras con varias opciones, incluida una cenital o una que genera una vista en 3D del entorno. Las suspensiones tienen un tarado blando que le permite superar las desigualdades y pequeños baches sin inmutarse, con el leve peaje de tener que ajustar el ritmo al encarar carreteras de curvas para evitar vaivenes innecesarios del pasaje. En cambio, la dirección tiene un tacto deportivo de primera, pues es muy directa y apenas es necesario girar el volante para ir enlazando curvas a un lado y a otro, tanto que puede hacer que te olvides de que conduces 1700 kilos combinado con la fuerza que demuestra el motor. Y es que la conducción eléctrica tiene algo que engancha, pues sólo debes preocuparte de frenar, acelerar y accionar el volante, disfrutando en todo momento de un empuje considerable. Y la pregunta del millón en un eléctrico: ¿durante cuantos kilómetros podremos pasar este buen rato antes de que el indicador de batería empiece a flaquear? Pues cuando me lo entregaron al 100%, incluso se salía de sus propios valores, pues me ofrecía 347, casi 20 más de los reconocidos. Los primeros 50 los realicé entre ciudad y rondas y aún me ofrecía 300, con lo que había ganado 3 en este tipo de uso, realmente notable. Con este buen ánimo, me atreví a acercarme a la base del Montseny, haciendo ruta por carretera y aquí sí que la autonomía no descendió a la par que los kilómetros realizados, restándome alguno de más. Pero lo más sorprendente vino a la vuelta a Barcelona: noté que la autonomía no sólo no había bajado, si no que aún le había ganado un par de kilómetros… después de haber rodado durante unos 15 o 20. El caso es que el recorrido presentaba una ligera inclinación hacia el norte, lo cual penaliza el consumo a la ida, pero lo elimina a la vuelta, pues en esas circunstancias el freno regenerativo incluso crea electricidad.
Viajando en modo ECO con el control de crucero activo, el coche mantiene la velocidad fijada en bajadas apoyándose en el generador y de ahí ese consumo negativo, tanto que, tras recorrer 60 kilómetros, sólo había consumido la energía de 20, compensando en gran medida el efecto de la ida. Como dice José Mota: “las gallinas que entran por las que salen”, vamos, logrando acercarse en gran medida a la autonomía prometida.
En definitiva, son los modelos como este Seres3 los que van a ayudar a normalizar la presencia del coche eléctrico en nuestras carreteras. Bajo este prisma, su principal valor es lo fiable y capaz que puede llegar a ser en temas de autonomía entre cargas, pero también en el tema del precio de adquisición cada vez está más a la par con sus homólogos gasolina o diésel: de hecho, gracias a las ayudas a la compra existentes actualmente, se alinea con el resto de SUV’s de su tamaño convencionales, pese a que la tecnología que incorpora y, sobre todo, el equipamiento y la calidad percibida de DFSK, pertenecen a un segmento superior.
¡En breve, más sensaciones al volante!