
Grupo Rmotion no solo está formado por estupendos profesionales sino que además cada uno de ellos tiene sus gustos y aficiones que llevan a cabo con la misma precisión.
Hemos pensado que igual te gustaría ver lo «manitas» que son y conocer así un poco mejor el corazón de la compañía y las personas que lo forman.
En esta ocasión os presentamos a nuestro compañero Joaquim Campano, director de postventa de Romacar. Su gran afición desde siempre han sido los coches y disfruta con su trabajo. Su última conquista ha sido la de un Ford Fiesta de 1986, el cual ha restaurado por completo.
Joaquim ¿de dónde te viene esta afición por los coches antiguos o de colección?
Desde siempre me han gustado mucho los coches. Ya de pequeño me sabía todos los modelos, marcas, características de los coches y conforme fueron pasando los años cada vez me gustaban más Sobre todo los vehículos antiguos de los años 60 en adelante. Yo he reparado muchos y los conocía. Se pueden modificar y reparar fácilmente si los comparamos con los de ahora, pero lo que más me gusta es su estética, devolverlos a su estado original y que mantengan su esencia. De eso va la restauración. No cambiar nada y dejarlos como cuando salieron de fábrica. La satisfacción que produce una vez acabados es inexplicable.
¿Cómo surgió la oportunidad de restaurar tu propio coche?
De casualidad, siempre había querido comenzar a restaurar coches pero en la vida no siempre es fácil hacer lo que te apetece. Te casas, te embarcas en una hipoteca, hijos (otra hipoteca) y todo lo que viene detrás. Ahora ya tengo una edad y puedo comenzar a disfrutar de casi todo lo que quise hacer. Tenemos un buen cliente en nuestro centro de Sant Just que en el año 86 se compró nuevo un Ford Fiesta XR2, en ese año “el no va más”. Como todos, hace 16 años tuvo hijos y se compró un vehículo familiar y el Fiesta se fue quedando abandonado en el parking. Al final 16 años totalmente parado.
Un día, en una de sus visitas al taller me explicó todo lo que te acabo de comentar. Le daba pena venderlo y no quería que se lo quedara cualquiera y le hiciera un estropicio al vehículo (para los amantes de los coches clásicos una auténtica barbaridad es tunearlos). Quería que se lo quedara alguien que lo devolviera a su estado original y eso fue lo que me activó, esa era la oportunidad que estaba esperando y se lo compré.
¿Dónde buscas las piezas originales para poder llevar a cabo la restauración?
La gran mayoría las encuentras en ferias especializadas, en páginas web y portales de compra venta en internet. Hay de todo y en todos los países. Eso sí, si vas a restaurar un vehículo, no te hagas un presupuesto. Si lo quieres hacer bien nunca acertarás porque comienzas con una idea, pero si eres muy perfeccionista, siempre verás cosas que mejorar.
¿Qué pieza ha sido la más difícil de encontrar?
Se encuentra casi de todo, dependiendo de la unidad que decidas restaurar y las que se fabricaron en su día, pero hubo una pieza que me dio muchos quebraderos de cabeza. Fue el parabrisas delantero. Al final encontré tres a través de varias páginas web, pero al ser un material muy delicado no me lo querían enviar. Por suerte encontré uno de Lleida, por lo que carretera y manta y lo fui a buscar yo mismo.
¿Para qué utilizas el coche que has restaurado?
La legislación anticontaminación de Barcelona y otras ciudades han limitado mucho el movimiento de los vehículos clásicos entre semana, pero los fines de semana son nuestros. Acudir a una quedada o concentración los fines de semana es mi válvula de escape. Allí se concentran muchos friquis como yo y entre nosotros nos entendemos, hablamos, nos explicamos lo que han hecho otros, admiras sus coches y ellos admiran y elogian el tuyo, una cerveza en una terracita y para casa.
Este año por desgracia con la pandemia se han suspendido todos los eventos pero aprovecho para salir a pasear por carreteras viradas, con el olor a gasolina y el ronroneo del motor que hoy en día se ha perdido con todos los sistemas anticontaminación. Es una sensación inexplicable para los que nos gustan los coches. No hay dirección asistida, ni aire acondicionado, ni elevalunas eléctricos. Solo tu coche y tú. No sé explicar lo feliz y relajado que llego a casa. Alguien puede pensar que tal vez sea nostalgia de tiempos pasados y que es una tontería gastar el dinero así. Yo no lo veo así. Para mí esto es pura pasión y siento que mi Forfi (apodo cariñoso que le he puesto) tiene vida propia y cuando salimos somos uno.
No quiero acabar sin agradecer a mis compañeros de trabajo y amigos, Toni, Carlos, Josep y Jose el gran trabajo que han hecho. De echo han sido ellos los artífices de esta restauración, auténticos profesionales de la carrocería, la pintura y la mecánica, que desinteresadamente le han devuelto la juventud a mi coche y a la par a mi. ¡¡¡ Gracias amigos!!!